martes, 21 de enero de 2014

Cata de cerveza sin gluten, encuentra la diferencia

Una de las cosas que no se puede tomar cuando se tiene celiaquía es la cerveza. La cerveza, ya sea de cebada, de trigo o con mezclas, es el único alcohol que lleva gluten.
Pero las cosas han avanzado tanto que ya se pueden encontrar cervezas sin gluten en el mercado: ya sea gracias a los ingredientes o al proceso de producción que consigue un producto con unas cantidades por debajo de las 10 partes por millón de gluten.
Por eso, tras el choque ante el descubrimiento de no poder tomar dicha bebida, más choque incluso que el que suele causar el hecho de no poder comer pan 'normal', la pregunta siempre es:
“¿Y eso a qué sabe?¿Es igual que la normal?”
Evidentemente, yo sólo puedo contestar a la primera pregunta: "amarga, estoy acostumbrada a sustituirla por vino y no me agrada demasiado su sabor".Así que para satisfacer la curiosidad de los celíacos y ‘no celíacos’ ante la segunda pregunta, no podía sino organizar una pequeña cata a ciegas de cervezas sin gluten.

¿Sería la cerveza sin gluten igual que la normal o habría tanta diferencia como la hay entre ciertos panes, pastas o dulces?
Como voluntarios, un grupo de amigos acostumbrados a beber cerveza. Un dato importante, eso de que estén familiarizados con la cerveza, para valorar más los resultados de la cata.

En el mercado (por lo menos en España) podemos encontrar con facilidad dos marcas principales: Daura, de Estrella Damm, y Ambar Sin Gluten y Ambar Green (Sin Gluten y Sin Alcohol), de Cervezas Ambar. Son fáciles de encontrar tanto en grandes superficies así como restaurantes (en aquellos que optan por tener una oferta específica para celíacos).

El objetivo era probar a ciegas las cervezas sin gluten, comparándola con una normal de características similares para ver si podían distinguir unas de otras, si realmente había diferencias entre ellas y poder contestar a esa recurrente pregunta de ¿es igual la cerveza sin gluten que la normal?


En esta cata se optó por comparar la cerveza sin gluten Daura y su homóloga Estrella Damm, por un lado, y la cerveza sin gluten y sin alcohol Ambar, con la Amstel sin alcohol, por otro.

Con la primera, los participantes no notaron diferencia entre la Daura y la Estrella Damm normal. Entre una y otra incluso hubo tiempo para las bromas:
-¿Cómo las notáis?
-No sé, no diferencio. ¿Quieres probar tú? ¡Eh, eh! Jajaj… Si probaras ahora una de las dos, para ti sería como jugar a la ruleta rusa.
Sí, algo así, aunque el paladar no habría notado la diferencia a juzgar por los resultados: sólo una persona acertó cuál era la ‘normal’. “He dicho una al azar” decían algunos, “la sin gluten tenía más olor, pero no habría adivinado que era sin gluten” puntualizaba otro. Por tanto, mis felicitaciones para Estrella Damm.

Pero en la segunda no habría tantas risas. Cuando llegó el paso a las cervezas sin alcohol los comentarios fueron desde “no sé si decirte cuál es la de sin gluten o cuál está peor”,  a “Están las dos igual de malas”, hasta “esta está mala, pero la otra está peor”. Menos una persona, todos acertaron: aquella que era ‘la más mala’, 'la que estaba peor’ era la cerveza Ambar Green (sin gluten y sin alcohol).
Cuando probé la sin gluten y sin alcohol no hicieron falta palabras: “tu cara ha sido de foto, no nos digas ni cómo está”. 

Por tanto, en este caso sí que hubo diferencia, o más bien, identificación de la que estaba peor. También hay que decir que la cerveza sin alcohol no suele gustar demasiado,  por lo menos a los paladares a los que les gusta la cerveza; pero además, esta cerveza sin gluten en concreto dejaba bastante que desear. Sin embargo, se agradece el esfuerzo a la marca Ambar y seguramente será cuestión de tiempo mejorar el producto. Como en otras ocasiones, puede que no cumpla las expectativas, pero es una forma de tener un homólogo sin gluten. Tiempo al tiempo para que mejoren las características organolépticas.

De momento, nada recomendable tomar una cerveza sin alcohol y sin gluten. El regusto que dejaba tras probarla duraba tanto, que el vino que me tomé (entre las cañas de los demás) tras la cata me supo a gloria. 
Yo he llegado tarde a esto de la cerveza, prefiero seguir con mi copa de vino. Aunque que tras este experimento ya puedo contestar a la segunda pregunta: la cerveza sin gluten (por lo menos la de Estrella Damm) sabe a lo mismo a no ser que te dé por tomarla sin alcohol. Mis ‘conejillos de indias’ también podrán contestar a esas dos preguntas iniciales.


Pd: Gracias a los amigos voluntarios. Y mención especial al Redvelvet Cocktail Bar, lugar que acogió este experimento; curioso cuanto menos, pues en él no se sirven cervezas, pero sí selectos espirituosos y combinados, todos ellos libres de gluten, el cual ya he recomendado en entradas anteriores

viernes, 17 de enero de 2014

No soy mi celiaquía. What I Be Project

Una entrada que no tiene que ver directamente con la celiaquía pero sí con el espíritu de este blog y con los motivos de su nombre:

What I Be Proyect, un proyecto que pretende construir seguridad a través de las inseguridades de las personas. En él, el fotográfico estadounidense Steve Rosenfield propuso a un variado grupo de personas completar la siguiente oración "No soy ____". En ese hueco en blanco debían plasmar la parte de sus vidas que les causaba mayor complejo e inseguridad: desde problemas de alimentación, a enfermedades, pasando por apariencia física, religión o capítulos de sus vidas. 
En resumen, particularidades de diferente índole que terminaban definiendo sus vidas, a pesar de que ellos fueran mucho más que aquellas etiquetas.
Con ello, logró potentes retratos en los que cada persona, con un mensaje sobre su cuerpo, mostraba aquello que les causaba inseguridad. Para contrarrestar esos miedos, el título de la imagen afirma no ser eso que sobre sus cuerpos se refleja. Así, una persona sobre cuya cara se puede leer 'sin hambre' afirma "No soy mi desorden alimentario"; o una persona a la que de pequeño le decían 'eres el niño que nadie quiere' afirma "No soy mi adopción.
Imágenes con mensaje para reflexionar sobre esos detalles que, por imposición externa o interna, parece que nos definen pero que solo son una parte (a veces muy pequeña) de lo que somos.
Aquí algunos ejemplos de la parte fotográfica del proyecto relacionados con enfermedades:

"No soy mi diabetes"
"No soy mi alergia alimentaria"
"No soy mi colitis crónica"
"No soy mi bulimia"

Si bien la enfermedad celíaca no es una enfermedad grave, hay puntos comunes con otras que se comparten: incomprensión por parte de los demás, falta de aceptación, miedo a decirlo en público, etiquetamiento.
La celiaquía es fácil de llevar (en gran medida) y no supone un lastre demasiado grande en tu vida cotidiana, aunque todo depende de cómo la abordes. Pero es inevitable que a veces sea la enfermedad la que te 'fagocite'. En un grupo de gente heterogéneo acabas siendo 'la celíaca'. Sí, al igual que podrías haber sido la que lleva gafas, la ex de alguien, la abogada, la madre, la hija de, la extranjera. Pero eres celíaca y justo esa parte de ti (que ni puedes evitar ni negar) acaba siendo la protagonista.
Por eso, porque a veces sientes que te quedas reducida a tu enfermedad cuando eres mucho más que una intolerancia, este blog acabó por llamarse 'celíaca no es mi nombre'. 
Ahora además he encontrado un proyecto fotográfico que refleja este concepto. 
No eres tu enfermedad. 
No soy mi celiaquía. 
Celíaca no es mi nombre.

Más información del proyecto en: What I Be Project


miércoles, 15 de enero de 2014

Nakeima, fusión oriental en Moncloa

Nakeima es el  nuevo restaurante de inspiración oriental en el barrio de Moncloa. Un modesto local en el que, de momento, se pueden catar sus platos en la barra, pero en cuyos planes está ampliar el servicio en el espacio de la planta superior. Su variada carta se modifica con asiduidad, por su apuesta por la innovación, ayudado por la facilidad que aporta el que esté escrita con tiza en una de sus paredes de color pizarra.
Su carta plantea, en rasgos generales, el uso de alimentos autóctonos con ténicas foráneas, logrando mezclas que, si bien pueden parecer chocantes al oído y la vista, resultan de lo más satisfactorio al paladar.

 - Quiero ir a un nuevo restaurante, se llama Nakeima. Me han dicho que está especializado en dumplings (un tipo de empanadilla), ¿eso lleva gluten? 
- Si están hechos con harina de trigo sí.  
- Entonces tal vez no puedas comer muchas cosas…
- Bueno, ¡algo habrá!

Y tanto que hay opciones para una persona celíaca. Es más, los dumplings son solo una de las opciones que ofrece Nakeima, los cuales, como siempre me tengo que remitir a lo que dicen los demás: ‘están muy buenos'. (Yo os los dejo a vosotros).
Hay toda una variedad de platos escritos en su pared: desde niguiri de pez mantequilla con mantequilla noisette, o niguiri con una fina lámina de panceta coronada con tomate natural, o con jamón ibérico y un huevo de codorniz; a brochetas de pollo ensartadas en lemongrass, callos con curry y tapioca, tallarines de tofu servidos al caldo directamente desde un biberón o un arroz Ku Bak donde te servirán el arroz inflado por un lado y el caldo en el que se terminará de hacer el plato, por otro, para que te lo sirvas tú mismo; hasta bocadillos de pan chino (evidentemente solo probé el interior) con singulares y sorprendentes mezclas que no pueden más que probarse.


Pero en este maremágnum de ingredientes y combinaciones, si hay alguna duda o curiosidad en torno a la comida que os están sirviendo, los miembros del equipo de Nakeima (los mismos que terminan de emplatar frente al cliente y atender en la barra), podrán resolverlas sin problemas; si bien la presentación de cada plato intercalada de explicaciones y atenciones, suele satisfacer desde el primer momento. Y ni qué decir de las respuestas ante las dudas con lo que puede llevar o no gluten: con interés, profesionalidad y amabilidad.

Una experiencia gastronómica deliciosa que siempre se acompaña de un trato cercano y personalizado.
 
También hay que destacar el vino por copas, donde se puede elegir desde un godello a un riesling o un ribera, entre otros.

Una oportunidad para catar la cocina fusión-oriental en el barrio de Moncloa, con una relación calidad precio muy acertada.
Por todo ello, la visita es recomendada y casi obligada, aunque cada vez sea más difícil comer allí, a juzgar por las redes sociales, en las que se relatan las colas que se forman a las puertas del Nakeima para probar su cocina. Una señal de éxito, espero que prolongado.




Nakeima
Calle de Meléndez Valdés, 54
Madrid

sábado, 14 de diciembre de 2013

El Triciclo, un paseo por la gastronomía en Madrid

El Triciclo es un restaurante de reciente apertura, cuya fachada pasa casi desapercibida al caminar por la calle Santa María, en paralelo con la Calle Huertas, en el madrileño barrio de Las letras. Una pizarra con una escueta carta y unos tiestos decoran la entrada en color granate, sobre la que se puede leer su nombre en letras blancas.
Al entrar, recibe una decoración minimalista con aire rústico, con vigas de madera vistas, a juego con el material de los muebles, y paredes blancas.

El restaurante El Triciclo surgió con la unión de tres amigos cocineros que, tras haber trabajado en fogones ajenos, decidieron iniciar esta propuesta gastronómica donde los productos de temporada, el mimo de los ingredientes y la unión de sabores, culturas y técnicas se reflejan en su carta.

Ésta se divide en tres 'paseos':
  • Del mercado al Triciclo, donde los ingredientes se sirven practicamente al natural, conservando su frescura y calidad.
  • Un paseo en Triciclo, en el cual encontramos platos con más elaboración como guisos de diversa índole, con cierto tinte tradicional.
  • Un viaje en Triciclo, donde se despliegan una serie de creaciones en las que se emplean técnicas internacionales, ingredientes allende nuestras fronteras y mezclas que fusionan culturas gastronómicas.














La carta varía según las estaciones para adaptar los platos a los productos de temporada y ofrecer diferentes experiencias gastronómicas.  (Pulsa aquí para consultar la carta en su página web)
Para una persona celíaca, lo que más llamará la atención quizá sea que, a simple vista, casi todos los platos están realizados sin ingredientes que contengan gluten, lo cual se confirmará al preguntar al camarero, quien además en este local también es cocinero. Con ello se pretende ofrecer al comensal una información completa del plato que va a degustar: ingredientes, elaboración, sentido.
Por eso, es muy satisfactorio preguntar por aquello que uno, siendo celíaco, puede comer o no, ya que, si bien la mayoría de los platos se pueden tomar, en aquellos que llevan pan, o algún otro ingrediente vetado, te ofrecen las posibilidades que hay para modificarlo con todo detalle. Tal vez sea de los pocos sitios en los que no he tenido por respuesta un 'espera que pregunto en cocina', lo cual no es malo, ni mucho menos, pero marca la diferencia.

Una peculiaridad de su carta es la cantidad de ración que puede pedirse: una ración, media o un tercio, (aunque no está disponible en todos los platos). Así cada comensal puede elaborar su propio menú personalizado: cuando vaya una persona sola, para degustar una cantidad más variada de platos o para evitar problemas de compatibilidades de gustos/intoleracias/alergias cuando se vaya en compañía, por ejemplo.
Gambas con shisho y mango / Pollo de corral con carabineros
Entre las sugerencias: las verduras de temporada (si gusta el sabor natural de las verduras); el steak tartar con huevas y huevo (que se sirve sobre una rebanada de pan, pero que se puede adaptar sin problemas para una persona  celíaca); el pollo de corral con carabineros, un contraste que seguro animará a probar alguno de los arroces que ofrecen en El Triciclo los domingos; o las gambas con shisho y mango, un bocado muy recomendable en el que se mezclan sabores y culturas, que tendrá que ser adaptado si se es celíaco ya que el original se sirve con pasta filo. También dicen que los ravioli de rabo guisado son dignos de probar, pero ese plato se lo dejo mejor a los demás. En cuanto a los postres, la oferta es ideal si se quiere terminar con algo dulce, pero sin pesadez azucarada. Algunas de las opciones pasan por el queso idiazábal servido con manzanas y frutos secos o las frutas frescas con mojito.

Una visita recomendada aunque tal vez sea difícil ya que, desde que abrieron, tienen el libro de reservas muy comprometido. Pero siempre se puede aprovechar algún día entre semana u optar por probar la cocina de El Triciclo en la barra del restaurante, si no se quiere esperar demasiado para catar sus propuestas culinarias.

 

El Triciclo
Calle Santa María, 28
Madrid
Metro Antón Martín
@Triciclo_Madrid

lunes, 2 de diciembre de 2013

Caballeros del Celíaco: la broma hecha ilustración

Hace más o menos un mes, hablando entre amigos sobre las series que veíamos de pequeños...
-...Oliver y Bengi y el campo de fútbol que nunca se acababa.
-O los Caballeros del Zodiaco.
-Yo esos dibujos casi no los vía.
-Bueno, claro, que tú verías más los "Caballeros del Celíaco"...

He de confesar que en un primer momento me reí, hasta pensé en hacer una pequeña entrada con la broma. Pero la intensidad del momento se perdió, lo dejé pasar y al final cayó en las intenciones fallidas; en esa lista de entradas marcadas como 'borradores' que nunca llegarán a ver la luz.

Sin embargo, hace unos días, un mensaje salvó a esa antigua entrada de la oscuridad, pues me llegó la siguiente imagen:


La ilustración está realizada por Dani Hellez y podéis encontrar el original, así como otras de sus creaciones en su blog Cordero Degollazine. Está publicada a finales de noviembre. 
Menos mal que no publiqué la entrada sobre la broma cuando me la gastaron, no habría visto de forma tan visual que el juego de palabras estaba en la cabeza de más de uno.

Hacer una broma puede hasta pasar desapercibido con el paso del tiempo. Pero haber sido tan meticuloso/profesional/dedicado como para hacer el chiste de forma gráfica y con bastante esmero, no podía sino ser publicada, aunque sea a modo anecdótico, en este blog.
Un síntoma más de que la celiaquía cada vez es más conocida, incluso sus chistes y bromas se materializan, dando un paso más allá de la mera casualidad en mitad de una conversación entre amigos.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

StreetXo, alta cocina en barra

StreetXo es la versión democratizada de la idea de cocina que desarrolla David Muñoz (Madrid, 1980) en el restaurtante DiverXo, el cual acaba de conseguir la tercera Estrella Michelin. Un espacio desenfadado para degustar la versión callejera de la alta cocina, en barra.
Se encuentra en la zona de Gourmet Experience de El Corte Inglés de Callao, Madrid, en la última planta del edificio, entre otras propuestas culinarias, la tienda de productos gourmet y a escasos metros de un mirador desde el que observar la Gran Vía.
Por no tener, no tiene ni mesas. El carácter transgresor de este espacio comienza por tener una barra como única zona de 'degustación', un lugar con una estética rompedora, de cierto aspecto urbano, con un toque a callejón y con una ambientación de música electrónica a un nivel bastante perceptible; continúa con una actividad frenética en el interior de la barra por parte de sus empleados, manejando las llamaradas que salen de las sartenes al preparar ciertos productos, recolocando materiales, emplatando, haciendo partícipe a todos los presentes de lo que ocurre en ese vertiginoso proceso de elaboración, atendiendo al público con una confianza que transmite la sensación de estar comiendo entre amigos; y termina con una carta de combinaciones que podrían parecer imposibles, aunque se intuyen sorprendentes, al echar una primera vista a la carta, la cual ha debido ser tomada como recuerdo más de una vez, en vista del mensaje final de la misma:

"Aunque parezca un flyer... es nuestra carta. No te la lleves porfa ;)"

-¿Os tomo nota?
-Es la primera vez que venimos, ¿qué nos recomiendas?
-¿Hay algo que no os guste?
-Más que no gustarme, el único problema que tengo yo es que soy celíaca.
-Entonces, eliminas algunas opciones. Ahora te cuento qué lleva cada cosa y en función de lo que pidas, pregunto si la salsa lleva algo con gluten, o si se ha podido contaminar durante el proceso de preparado.

Con este tipo de respuestas, te das cuenta de la profesionalidad y formación de la persona con la que estás tratando. En este caso, el restaurante no tiene marcas de 'sin gluten' en la carta, o indicaciones de menú 'sin gluten', pero ante esta respuesta, qué mayor tranquilidad que saber que en el lugar donde vas a comer saben lo que hacen, conocen los procesos y, además, conocen qué es la celiaquía.

En la carta hay diversas opciones con combinaciones que distan mucho de las propuestas habituales, con una marcada inspiración de la cocina asiática. Mezclas tan complicadas y elaboradas que resulta difícil hacer un resumen: Chilli Crap (con salsa de pimentón, chipotles y palo cortado), sandwich club al vapor, tuétano y cocotxa a la brasa (bilbaina y kimchee), gambas a la quinta potencia, albóndigas de vaca vieja (con guiso de cacahuetes, ancas de rana y notas de coco), tataki de pez mantequilla...

Chilli Crab
Tataki de pez mantequilla

Todo un universo de creaciones delirantes servidas en lienzos, acompañadas de una mimada explicación de los ingredientes y procesos de elaboración cuando llegan al comensal.
Sin olvidar el detalle de tener entre las opciones de vino blanco un godello, sin querer que este gallego desmerezca al resto, pero es una preferencia personal. Opción que por otro lado, cada vez se encuentra en más sitios, afortunadamente para las papilas gustativas de muchos. 

En esta visita, uno de los platos solicitados, el Chilli Crab, tenía mantou (pan chino) como acompañamiento para 'mojar' la espectacular salsa en la que se sumergen los cangrejos, por tanto, al ser servido...
-¿Quién era la persona celíaca?
-Yo -respondí.
-Pues entonces a ti el pan ni te lo pongo, se lo dejo mejor a él, pero a ti -dijo refiriéndose a mi acompañante- no se te ocurra mojar en la salsa hasta que ella no haya terminado. ¡Que aproveche!
Y se dió la vuelta para seguir haciendo filigranas con las llamaradas que salían de forma recurrente de su sartén.

La filosofía de la cocina de Streetxo rompe todas las convenciones que podrían vincularse a la alta cocina. El conjunto: comida, trato, espacio, dinámica. Rompedor y sorprendente.
Toda una experiencia que no puede sino probarse in situ.


lunes, 4 de noviembre de 2013

Las llaves, toda una experiencia gastronómica en Guadalajara

-Tienes que venir a conocer el restaurante. Y no te preocupes por lo del gluten.

Ante una invitación así, con la ternura, familiaridad y cierto tinte gallego con que se caracteriza el tono de voz de Roberto, no me pude resistir.
Este gallego, afincado ahora en La Mancha, es el cocinero y dueño del restaurante Las Llaves. Junto a su mujer, María, dejaron sus antiguas profesiones hace 15 años para centrar todos sus esfuerzos en crear este espacio. En él, la arquitectura y el enclave forman parte de la experiencia gastronómica que ofrecen la mezcla de sabores, tradiciones y estilos de su cocina.
El restaurante Las Llaves se localiza, discreto, en la plaza principal del pueblo de Marchamalo,  tras dos grandes puertas de madera centenarias que guardan los muros de un edificio rehabilitado del siglo XVI, de arquitectura típica castellana.
Nada más entrar, la estética de paredes blancas y estructuras de madera vista, reciben a los comensales, para dar paso a dos pequeños salones donde los platos son la decoración cambiante que adorna las estancias. 

Para catar la variedad de su carta, Roberto preparó un menú degustación. Una taza de caldo casero, cocido durante horas a la lumbre, fue el inicio para asentar el estómago ante un desfile de platos entre los que se encontraban una ensalada templada de faisán escabechado; unas deliciosas y crujientes alcachofas fritas con vieiras y chipirón a la plancha; merluza sobre salsa de chipirones; y un magret de pato, con salsa agridulce como nota de contraste. De postre, las manzanas caramelizadas templadas con nata y salsa de caramelo, al igual que la sopa de chocolate blanco con helado de cassis (grosella negra), con un toque más cítrico, sirvieron para endulzar el final del banquete.

(Alcachofas / Magret)
Aunque no estaba en mi menú, para cualquiera que no tuviera problemas con el gluten, habrían sido  más que recomendables los raviolis trufados con salsa de setas y requesón con salsa de queso manchego, cuyo aroma a trufa fue una delicia olfativa. 

La experiencia continuó con una parada en el salón, junto a la chimenea, para reposar la digestión y terminar el café. A continuación, una visita al acogedor jardín de Las Llaves, entre historias gastronómicas, rodeados de enormes laureles, plantas aromáticas y bajo un manto de castañas y hojas secas que confesaban la época del año. 
Para finalizar, una parada junto a los grandes portones de la entrada, rememorando la experiencia gastronómica y, con los aromas aún en la pituitaria, antes de volver a cruzar la puerta, una promesa: una próxima visita.

Plaza Mayor 15, Marchamalo 
(Guadalajara)