Cuando nadie sabía qué era eso de ser celíaco y mucho menos qué era eso del gluten, antes de que Mercadona etiquetase todos sus productos con el sello 'sin gluten', mucho antes de todo aquello, efectivamente ser celíaco era cosa de raros, personas que estaban a dieta por el hecho de no comer pan, galletas, pizzas, y donde las ensaladas parecían ser el único recurso al que aferrarse en ciertos restaurantes.
Pero una vez se supera el 'trauma' que puede suponer la marginación social y más o menos la mayoría de las personas han oído algo sobre el tema, sólo queda cargarse de buen humor y esperar a que los acontecimientos se sucedan: bromas, juegos de palabras, dudas que jamás te habrías planteado, descubrimiento de restaurantes, enfados en las compras, y un sin fin de anécdotas, que merecen ser contadas.
Por tanto, después de muchos años de llamarme, además de mi nombre de pila, 'Celiaca', empiezo este blog en tono de humor, sin aspiraciones científicas ni histéricas, aunque sí dispuesta a mostrar el lado más cómico de la vida sin gluten y por qué no, dar alguna recomendación gastronómica, que nunca está de más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario