lunes, 23 de julio de 2012

¿El pan y las galletas pitan en el aeropuerto?

¿Quién no ha sentido alguna vez ese miedo escénico al acercarse al control del aeropuerto?
Según te acercas al arco, mientras sostienes con una mano la bandeja desbordada en la que habrás depositado los líquidos en botes de menos de 100 ml, el reloj, el móvil, la chaqueta, el portátil -si llevas-, el cinturón, etc, y con la otra mano te sujetas el pantalón para evitar que se caiga, repasas mentalmente todo aquello que llevas en la maleta, lo que puede que cataloguen de peligroso, lo que puede que sea ilegal. Haces memoria para ver si cambiaste el desodorante de spray por el de roll-on, si considerarán peligrosa esa lima de cartón que llevas que más bien parece papel de lija, si sacaste las tijeritas o el cortaúñas. Incluso si será peligroso ese mini-kit de costura de emergencia con nombre de algún hotel en la solapa.
Quien fuma repasará las cajetillas o alguna china olvidada (si es que algún día se acordó de ella) y ¡caramba! el mechero de recuerdo de las vacaciones o la novia anteriores.
Según se avanza y queda menos tiempo para cruzarte con el de seguridad, rezarás para que no te hagan quitarte los zapatos, prometiendo de rodillas si hiciera falta que no llevas ni explosivos, ni navajas, ni droga en ellos, todo por no ponerte esos calcetines del mismo material que los guantes para coger fruta y verdura en un supermercado.
Sigue el repaso: nada líquido, no drogas, no armas... ¡Mierda! ¿Las horquillas que llevo en el pelo pitarán? Y aunque no piten... ¿creerán que voy a sacar un ojo a alguien con ellas?¿Y los aros del sujetador -siempre pitan cuando menos te lo esperas-?
Hasta aquí el repaso general pero... si eres celíaco la cosa cambia.
Hay otra pregunta que de ser afirmativa puede que te crujan la mitad de la comida de la semana que te vas de viaje, o por lo menos los desayunos: ¿ponen pegas con la comida?¿Y con los bocadillos?
No es un equipaje de mano muy común, pero es tan normal como el neceser cuando se es celíaco. Hay que cubrirse las espaldas sobre todo con los desayunos cuando se va fuera de casa. En muchas ocasiones no sabes si vas a encontrar pan, galletas o pasta sin gluten allá donde vas, o si lo podrás comprar el primer día, y no digamos si vas al extranjero.
Por eso no es de extrañar que una se ponga nerviosa en los controles aeroportuarios cuando lo que lleva en la maleta, junto a la toalla, el neceser, los zapatos y la ropa, son paquetes de galletas, de pan e incluso pasta. Lo malo no es llevarla, sino explicar el motivo de llevarla. La persona de seguridad de turno puede ser muy cuadriculada o ni siquiera hablar tu idioma.
Sea como fuere, si toca registro y toca dar explicaciones puedes verte en un verdadero problema si no convences al de seguridad de turno. No sólo porque puede dejarte sin el desayuno de la semana sino porque saldrá tan caro como si al del tabaco le confiscaran un cartón o a otro le requisaran un bote de colonia. Y más ahora que van a subir los productos sin gluten del 8% al 10% de IVA.
En España -y parte del extranjero- (por el momento) nunca me han llamado la atención ni registrado por el 'contrabando' de productos sin gluten. Aunque espero que no lo hagan, por el bien de mi bolsillo y de mi estómago a las 9 de la mañana... no en todos los sitios puedes encontrar un pincho de tortilla para desayunar.

3 comentarios:

  1. ¡Dímelo a mí que tengo que pasar los controles a diario! A veces pito y a veces no llevando siempre la misma ropa, es increíble.
    De todas formas, no tendrían que poner pegas por la comida, yo he visto a gente llevando tortillas para comer en el avión, bizcochos caseros, etc. En cuanto a eso... ¡creo que de momento puedes estar tranquila!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Lucía!
      Por cierto, debe ser un puntazo ver a los de las tortillas! Y también tiene que dar envidia.
      Tal vez lleve yo una para el desayuno en mi próximo viaje ;)

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar