lunes, 23 de enero de 2012

Da Nicola: ¡Camarero: una sombrilla en mi (excelente) sopa!

"Todos los platos sin gluten se sirven acompañados de una sombrilla"

Este mensaje es quizá más singular que el propio hecho de encontrar restaurantes italianos con platos sin gluten.
En efecto, la cadena de restaurantes Da Nicola, dispone desde hace unos años de una amplia oferta de platos sin gluten: pasta, lasaña, pizza, pan, postres.

Sus restaurantes son espacios acogedores, familiares y agradables donde degustar comida italiana en plena capital. En caso de ser celíaco, sólo hay que pedir la carta sin gluten nada más sentarse a la mesa. Los empleados están perfectamente informados de la enfermedad y sabrán resolver cualquier duda que se pueda tener al respecto. 
Disponen de pan sin gluten, el cual es más que recomendable por tres razones: está recién horneado, es de una marca bien escogida -pues ya se sabe que entre las marcas de pan sin gluten hay de todo, no siempre bueno- y con él se podrá degustar el sabroso aceite que sirven aromatizado con ñoras, ajos y romero -entre otros condimentos- que sirven de aperitivo.
Espagueti a la carbonara sin gluten - Restautante Da Nicola
Entre las posibilidades a la hora de escoger platos para comer, se puede elegir entre varias ensaladas, verduras y quesos o embutidos típicos italianos; exquisitos carpaccios; una amplia gama de pizzas cuya base se realiza en las cocinas de Da Nicola; deliciosa pasta fresca de fabricación propia también; y, para terminar, una variada carta de postres.
Como posibilidades a recomendar: el carpaccio con parmesano, pizza de bacon y cebolla o espagueti con salsa de trufa y langostinos. Pero casi cualquier opción puede ser un acierto, pues los ingredientes utilizados son frescos y de calidad, lo cual se demuestra en cada plato.
Como política de la empresa, y para que no haya lugar a equivocaciones desde el proceso de elaboración en la cocina -pues se realiza en una zona diferente del resto de comida con gluten para evitar posibles contaminaciones- hasta llegar a la mesa, todos los platos sin gluten se marcan con una sombrilla. Sí, de las típicas de copa de helado extravagante o la de un cóctel exótico. Este punto (o seña) es si acaso el defecto que puedo verle a este restaurante: la marca del celíaco. Es de agradecer las molestias por evitar confusiones, pero sería aun más de agradecer que no fuera una marca tan llamativa. De hecho alguna vez he oído comentarios en las mesas colindantes: unos porque sabían que esa era la marca 'sin gluten' y por ende supieron enseguida que yo era celíaca; otros, ajenos al significado del código, extrañados por aquella sombrilla en un plato italiano. 

Al final, como todo en este blog, es mejor saber tomárselo con humor. Más, si es el único 'pero' que se le puede poner a un trato excelente y una comida italiana fuera de casa deliciosa, sin olvidar la buena relación calidad-precio, donde el precio por el 'sin gluten' no implica un 'con aumento'.

Más información en su web: www.danicola.es

martes, 17 de enero de 2012

El empanado con pan -sin gluten-, ¡gracias!

-Si no tienes pan rallado sin gluten en casa puedes utilizar los cereales para el desayuno, los que son copos de maíz inflado. Los trituras y puedes rebozar con eso las croquetas, los filetes... que queda igual que con el pan.

Este es un mensaje que casi todos los celíacos hemos oído desde las asociaciones y sus consejos para una dieta sin gluten; en cientos de recetas por Internet - y más en los últimos años-; algunos incluso lo hemos 'sufrido' de algún familiar que con TODA su buena intención intentaba esquivar ese pequeño problema de no tener pan rallado sin gluten en casa y, poder así, empanar 'para celíacos'.
El esfuerzo y la intención son mayúsculos, pues son de esas cosas que no podemos comer más que en casa (o en casa de otros, pero siempre queda en los círculos de confianza). Y las ganas con las que nosotros nos las comemos -por lo menos en mi caso, ya que las croquetas en mi hogar son casi  motivo de celebración- son inconmensurables. Por tanto, cualquier variedad nos va a saber deliciosa en el paladar. Incluso aquellas que no superarían los mínimos permitidos por los que se consideran 'entendidos' en croquetas. Pero es que los celíacos tenemos mucho aguante... la de experimentos que nos toca sufrir. Aunque hay límites que no se perdonan. 
Si nunca has comido croquetas 'normales' (rebozadas con pan rallado con o sin gluten) y te presentan en el plato unas rebozadas con cereales triturados, apostaría a que el paladar no quedaría mínimamente satisfecho. Y si ya has comido de las normales... ni qué decir!
Por eso muchas veces es mejor no innovar, aunque estas variantes de rebozado las usan ya hasta para imitar ciertas hamburguesas de las cadenas de comida rápida y hacer unos filetes 'krispies'. No dudo que salgan bien... pero no mezclemos términos. Es como la leche de vaca y la de soja: sí ambas pueden estar buenas, pero cada una en su estilo, jamás se podrá de decir que una sabe a la otra o que la otra no tiene diferencias con la una.
Esta es una entrada para clamar, más que para informar: por favor, no mezclemos conceptos. No nos uséis de conejillos de indias y mucho menos nos engañéis. Los celíacos no podemos comer gluten, pero el paladar no queda afectado por ello. Las croquetas 'de toda la vida', aunque sean sin gluten, están deliciosas... pero con este tipo de propuestas desmerecen bastante.


Entrada dedicada a María B. que una vez se saltó su rutina de cocinar de forma espectacular, dentro de su costumbre incansable de innovar.

jueves, 12 de enero de 2012

¿Bollera o tortillera?

- Ahora que lo pienso, si fueras lesbiana no podrías ser bollera. Bueno, podrías serlo pero no te podrían llamar así.
- No, ella sería bollera sin gluten, habría que afinar más la broma.


Puestos a afinar, y encaminados a seguir dentro de la jerga despectiva de atributos al colectivo de lesbianas, ¿por qué no se les ocurrió aquel otro apelativo de tortillera?
Eso sí que sería del todo correcto para alguien que quisiera hacer la 'broma' a una lesbiana que fuera celíaca. Tortilla, por lo menos si se hace a la española: 100% sin gluten, lo mires por donde lo mires. 
Ingredientes: patatas, huevos, cebolla -esto siempre es muy discutido-, aceite y sal. 
(La del bollo sin gluten ya es algo más complicada).
Pero aclaro, por las histerias derivadas del desconocimiento en ciertos círculos, que a un celíaco (en este caso celíaca) se le puede llamar bollera sin peligro a reacciones inmunológicas, ya que los peligros con este tipo de adjetivos se relacionan más a otras reacciones no intestinales.

sábado, 7 de enero de 2012

El regalo del roscón: otra 'exclusividad' navideña

-El regalito para la niña que ella no puede comer roscón.

Esta frase ha sido la que más he escuchado en las comidas familiares en cuanto se descubría el regalo del roscón de Reyes. Sí, la niña, era y sigo siendo yo. Mi premio de consolación por no poder comer roscón era la figurita sorpresa que contenía el dulce real.
El que fuera celíaca, en mi casa cambió la tradición de que pagara el dulce a quien le tocara la figurita - que no sé si de verdad esta norma se ha seguido en algún momento-. Todos salían ganando: el malestar que causaba encontrarse el regalito se diluía porque ahora era 'para la niña'. Cuando era pequeña, aun tenía su gracia y su sentido. Además las figuritas de hace unos años eran mejores, o quizá la memoria me esté haciendo una jugarreta y, al ser una niña, lo recordara con más cariño, pero también con cierta amargura. Todos tomaban un dulce increíble, espectacular, que devoraban incluso cuando decían que estaba seco porque lo sumergían en enormes tazones de leche. Sólo me consolaba algo cuando lo habían rellenado de una nata muy mala o cuando estaba muy seco y no había leche con la que solucionarlo, que era cuando mi madre, no sé si por apoyo moral -madres, su amor no entiende de fronteras-, o porque era verdad, me decía:
-No te pierdes gran cosa, no está muy allá.
Y mientras, estuviera malo o no, yo me quedaba a la espera de la recompensa, o de la parte del roscón que sí 'podía tomar': la figurita.
Con los años han sacado roscones sin gluten, e incluso hay recetas más que perfeccionadas para hacerlos en casa. Pero por dejarlo pasar y agotarse en las tiendas, por hartazgo de tanto dulce o simplemente por dejadez, al final, siempre me he quedado sin tomar roscón.
Eso sí, lo que no ha cambiado con los años es el acto interiorizado de pasarme el 'premio' en cuanto es descubierta por algún cuchillo que intenta cortar, sin resultados, un trozo de roscón de un solo corte. Ya no espero con ansia el momento, ahora simplemente aguanto el trago, porque sé, que aunque con menos ímpetu por la edad, ese regalito siempre llega a mis manos como consuelo, ya como tradición familiar.
Sí, este año también ha llegado. Esta vez una mariposa... 
Lo dicho, aunque sigan siendo mi 'premio de consolación', me dejan con la misma insatisfacción que hace años.

Los dulces (exclusivos) de Navidad

-Felices Fiestas y que comas muchos dulces... si puedes, porque puedes comerlos ¿no?

No todos los dulces típicos de Navidad, pero sí unos cuantos, que no son pocos.
Afortunadamente hoy en día muchas marcas de turrones se han subido a la 'conciencia' (o mercado) de hacer sus productos sin gluten, o más bien a evitar, que aquellos que no llevan por su composición,  se contaminen, eliminando la temida contaminación cruzada.
Porque si hacemos recuento, y centrándonos en los típicos, típicos (no las mil y una variedades que sacan cada año perfeccionando cada vez más la dificultad de elección, más que la calidad) sólo tendríamos que eliminar:
Los polvorones, los mantecados, aquellos con oblea (de trigo), y otros tantos a los que pudiera afectarles la contaminación cruzada (por fabricarse en el mismo lugar donde se manejan harinas de trigo y demás).
Eso sí, esto es ahora, pues por falta de información de las empresas sobre la celiaquía, y por falta de conocimiento de los celíacos del proceso de producción de los productos, hace unos quince años 'nuestro colectivo' sólo podía consumir con total seguridad los turrones de la marca 1880. Sí, al oir el nombre a la mayoría les resuena en la cabeza aquel eslogan que sentenciaba -y que lo sigue haciendo- '1880: el turrón más caro del mundo'. ¡Y tanto que si lo era! Ni qué contar cómo resonaba luego el precio en el presupuesto navideño.
La razón de esta única opción tan 'selecta', era que hacían el turrón duro (la torta imperial) con obleas de maíz, y por tanto, la contaminación que recaía sobre el turrón de Jijona, era inofensiva para los celíacos. Por tanto, a pesar de que se pudieran tomar turrones de chocolate (no el de Suchard, que te arriesgabas y aún lo haces a que tuviera trazas de gluten) o yema de otras marcas, si querías alguna de aquellas dos variedades sólo podías optar por ser el más selecto de la tienda y comprar 1880.
Hoy en día ya no somos tan exclusivos -¡menos mal!, una cosa menos de la que presumir- y muchas otras marcas, como comentaba al principio, se han sumado a esta 'exclusividad', haciendo así que ser celíaco en Navidad no sea un problema, ni te haga tener la exclusividad turronera.
Por no comentar las novedades en productos sin gluten de aquellos que por su composición, antiguamente, estaban forzados a llevar gluten (por la harina de trigo). Ya hay variedades sin gluten de polvorones, mantecados, turrones de todos los tipos (incluso de esas novedades imposibles) y hasta roscones... Aunque hay que decir, que muchos de ellos, sin demasiado logro. Pero no vamos a quejarnos, algo es algo.

Los celíacos también se pueden sumar ahora a los atracones variados de dulces navideños, como el resto de los mortales. ¡Qué bien!... ¿O no?...